Twitter de Provo: Unidos en las bancas pero luchando en línea

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Traducido por Emily Hoy y revisado por Maricielo Saldarriaga

Read in English: Provo Twitter: Together in the pews but fighting online

Las secciones de comentarios en línea a menudo contienen respuestas groseras y peleas ocasionales. Algunos dicen que esto se debe a la falta de interacción cara a cara. (Ilustración fotográfica por Lisi Merkley)

Lo que se conoce como el Twitter de Provo en las redes sociales se ha convertido en un campo de batalla entre miembros de la misma religión: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Por un lado, un grupo que se identifica como los Nacionalistas de Deseret, o #DezNat para abreviar, tuitea en apoyo de las creencias religiosas conservadoras, a menudo citando a los primeros apóstoles y profetas. El otro lado fomenta cambios en la Iglesia y frecuentemente se alinea con los miembros LGBT de la Iglesia.

Los dos grupos pueden pertenecer a la misma iglesia y sentarse en la misma banca todos los domingos, pero cuando se trata de compartir sus creencias en las redes sociales, ninguno que tuitea está a salvo.

Sin embargo, las peleas en las redes sociales no solo están reservadas para estos dos grupos. Las personas en los lados opuestos de cualquier problema pueden involucrarse.

¿Por qué pelea la gente en las redes sociales?

Una profesora de BYU, Sarah Coyne, dijo que la falta de interacción cara a cara, hace que en línea los comentaristas se sientan más cómodos con ser groseros con las personas con puntos de vista opuestos. “Tienes esa barrera de internet que puedes usar para decir cosas que nunca, nunca, nunca le dirías a alguien a la cara”.

Coyne también señaló el hecho de que las peleas en internet a menudo estallan entre extraños. “Es mucho más probable que se diga cosas inflamatorias o malas a esa persona porque hay un nivel muy bajo de inversión en esa relación en particular”.

Si bien los comentarios groseros a menudo provienen de extraños, amigos y conocidos también pueden comenzar peleas en línea. Coyne dijo que vio a miembros de su propio barrio luchar en las redes sociales después de la decisión del senador Mitt Romney de condenar al presidente Trump por uno de los dos cargos de destitución en febrero. “Me sorprendió”, dijo. “Ambas partes del problema (dijeron) las peores cosas horribles que podrían decirse unos de otros y de las familias de los demás (que) nunca dirías en una actividad de la Iglesia”.

Coyne dijo que también le preocupa la creciente división política en el país, y especialmente entre los miembros de la Iglesia. Las redes sociales son parte de la razón de esa mayor polarización porque las personas son menos propensas a tomarse el tiempo para comprender la perspectiva u opinión de otra persona sobre un tema y es probable que intenten defender su propia opinión en las redes sociales.

Rosemary Card, propietaria de la compañía de vestimenta del templo Q.Noor, publica sobre asuntos relacionados con la iglesia en sus cuentas personales y comerciales. Ella dijo que recibe comentarios en su mayoría positivos a sus publicaciones, pero los pocos mensajes privados negativos y comentarios se destacan más. “Los ‘DMs’ (mensajes privados) groseros de personas de su propia fe pueden ser difíciles de procesar”, comentó. “Hay un deseo de querer demostrar que están equivocados y contraatacar, pero he decidido tratar de resistir eso”.

Coyne recomendó que las personas publiquen un descargo de responsabilidad junto con sus opiniones para alentar el diálogo amistoso y pedir a quienes no están de acuerdo que se comuniquen personalmente en lugar de dejar comentarios groseros. Si la gente sigue siendo cruel, Coyne dijo que elimine sus comentarios o los bloquee a todos.

Card elige bloquear a las personas que son groseras con ella por las redes sociales por su propia salud mental. “No es un juicio sobre ellos. Y podrán hacer lo que les dé la gana. El bloqueo es solo una forma en que puedo protegerme y cuidarme”.

Card dijo que los mensajes privados y comentarios groseros a veces la hacen dudar antes de publicar, pero no deja que esas pocas personas groseras la detengan. “Puedo soportar las críticas”.

Cómo los argumentos de las redes sociales afectan a la Iglesia

David Campbell enseña política estadounidense en la Universidad de Notre Dame y es co-autor de un libro que explora las interacciones de los Santos de los Últimos Días con la política. Dijo que estas peleas en las redes sociales no representan a los miembros de la Iglesia en su conjunto, pero podrían contribuir a cierta división entre los miembros de la Iglesia a través de un efecto indirecto o de segundo orden.

“Es fácil dejarse engañar y pensar ‘wow, todos estos Santos de los Últimos Días están uno al pendiente del otro, porque mira todas estas cosas horribles que se dicen en Twitter'”, comentó. “Cuando en realidad es una pequeña porción, a pesar de que esa pequeña porción eventualmente podría tener un efecto en influir más sutilmente en la opinión de los miembros de la iglesia”.

Según Campbell, la mayoría de los miembros están de acuerdo con las enseñanzas y doctrinas básicas de la Iglesia, pero pueden tener opiniones diferentes sobre ciertas cosas como el racismo en la iglesia, los asuntos LGBT y los roles de las mujeres. Los debates y argumentos en las redes sociales pueden influir en la posición de los miembros sobre estos temas y pueden ayudarlos a sentirse más cómodos adoptando una postura porque ven a otros expresando sus opiniones.

Estas discusiones y argumentos en internet pueden conducir a cambios en la Iglesia según Campbell. Señaló los cambios recientes en las políticas y enseñanzas sobre raza, mujeres en la Iglesia, asuntos LGBT y la historia de la Iglesia como ejemplos. “Sabemos que ha habido un cálculo mucho mayor de eso dentro de la Iglesia en los últimos años, y gran parte de eso en realidad ha sido impulsado por comentarios en línea que a su vez han influido en las personas que podrían tener el oído de las autoridades generales”.

Campbell dijo que los miembros no deberían estar demasiado preocupados por los desacuerdos en la Iglesia porque tienen una historia de líderes que no se querían ver cara a cara. En la década de 1960, Ezra Taft Benson y Hugh B. Brown no estuvieron de acuerdo sobre los derechos civiles sobre el púlpito en la Conferencia General, y en la década de 1920, las autoridades generales no estuvieron de acuerdo públicamente sobre la prohibición. Según Campbell, la era de la correlación en la década de 1970 creó gran parte de la unidad entre los líderes de la Iglesia que ven los miembros modernos.

“Es de esperar que un grupo de personas inteligentes y comprometidas que se preocupan por algo estén en desacuerdo entre sí al respecto. Así diría que es una organización saludable”, explicó Campbell.

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