Estudiantes de BYU enfrentan difícil decisión de viviendas para el otoño

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Read in English: Students face difficult fall housing decision as contract cancellation deadline approaches

Traducido por Spencer Webb y revisado por Diego Calderón

Estudiantes tienen que decidir si van a cancelar sus contratos de vivienda fuera del campus sin saber si las clases en el otoño van a ser en línea o no. (Ilustración fotográfica por Preston Crawley)

Ve también: BYU students split over whether to enroll for Fall Semester if classes are remote

Los estudiantes de BYU viviendo fuera de los edificios del campus necesitan decidir pronto si van a cancelar sus contratos para el semestre en el otoño, a pesar de que BYU no ha anunciado ya si las clases van a ser físicamente en el campus o si van a ser a distancia. 

La sección 22 del contrato estándar de las viviendas fuera del campus dice, “en cualquier momento, no menos de 90 días, antes de la fecha de inicio, en el párrafo dos de este acuerdo, cualquiera de las partes puede rescindir este acuerdo”. Eso quiere decir que para la mayoría de los contratos de vivienda en otoño, los cuales comienzan poco después que empiecen las clases el 31 de agosto, la fecha límite va a pasar antes del final de mayo. 

Sin embargo, las comunicaciones de la universidad anunciaron el 14 de mayo que los administradores no tomarían una decisión si es que las clases van a tomar lugar en el campus. Esta decisión se tomaría hasta julio, mucho después que haya pasado la fecha para cancelar los contratos de vivienda fuera del campus. 

En su anuncio, el centro de comunicaciones de la universidad sugirió que los estudiantes leyeran bien sus contratos. “Cuando firmaron el arriendo, entraron en un contrato obligatorio legal con sus dueños. Los dueños fuera del campus no son empleadores de BYU, y la universidad no tiene poder sobre ellos para cancelar o relevarlos de sus contratos,” dice el anuncio. 

El anuncio luego alentó a los estudiantes a que prestaran atención a las condiciones de tiempo perceptible para cancelar, y se reconoció el apuro de hacer una decisión en cuanto a sus contratos de vivienda sin saber si las clases en el otoño iban a ser a distancia. 

“Ojalá que pudiéramos dar más información en cuanto a cómo van a proseguir estos eventos, pero son tiempos muy inciertos”, dice el anuncio. 

Julie Brooks, una estudiante de derecho quien recientemente solicitó que los dueños de Provo relevaran a los estudiantes de sus contratos de vivienda fuera de campus, publicó acerca de la fecha límite que viene en una cuenta de Instagram, @provo23b, que maneja con un equipo pequeño. 

“Si el semestre en el otoño sigue siendo en línea y si los estudiantes quieren cancelar sus contratos de vivienda, tienen 90 días para cancelar antes que tomen efectos los contratos”, dice la publicación. 

Brooks publicó un comentario desde la cuenta @provo23b diciendo que la mayoría de los contratos empiezan el 26 de agosto, haciendo que el 28 de mayo sea la fecha límite para cancelar. 

“Es muy importante dar a conocer esta información para dar a los estudiantes tiempo para hacer una decisión, especialmente porque sus dueños no les van a avisar”, explicó Brooks. “Los dueños nunca mencionan a los inquilinos acerca de la cláusula de 90 días”.

Ella se lamenta con respecto a la dificultad inherente de la situación, diciendo que no sería justo presionar a que BYU haga una decisión prematura acerca del semestre en el otoño. 

Pero no todos están de acuerdo. Holly Stewart Franz dijo que a su hijo se le hizo difícil cancelar su contrato de vivienda cuando se mudó a casa después de que las clases del invierno se volvieron a distancia, y no quiere tener la misma experiencia. 

“Los estudiantes necesitan saber ahora mismo si las clases del otoño van a ser en línea o en persona para que podamos cancelar nuestros contratos de vivienda”, aseguró Franz. “Mi esposo está medio frustrado con BYU por requerir que los estudiantes vivan en viviendas aprobadas por BYU que usan arriendos mal escritos. Además por no considerar a los dueños responsables por no adherirse a los contratos durante estos tiempos sin precedente”.

Kelly Keene Blier, cuya hija tenía planes de vivir fuera de campus por la primera vez este otoño, también dijo que quería que BYU hiciera más para los estudiantes viviendo fuera de campus. 

“La universidad es una dificultad financiera para muchos estudiantes, y los contratos que firman se aprovechan de los estudiantes”, comentó Blier. “Si BYU aprueba las viviendas, debería tener más influencia sobre los contratos y cómo se pueden cancelar”.

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